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Tierra

Tierra

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Tal vez en aquel verano en Santander empecé a dejar de ser un niño. Recuerdo los paseos con mi tío por la ciudad, recorriendo todas sus calles, descubriendo todos sus rincones. Tal vez sin que él se diera cuenta y sin que yo lo supiera entonces fue una de las personas que más me enseñó de la vida, de lo bueno y de lo malo.
Poeta de tabernas y amante de la vida, escribió a la vida, a sus recuerdos, al mar, a la tierra, y éste es un pequeño ejemplo que me trae sus recuerdos. Escribirlo le costó un disgusto, hubo quién no lo entendió. Y si simbólicamente el mar es vida, también es muerte, y no solo por que en el mueran los ríos. Siempre hay que mirar más allá de donde llega nuestra vista.


No me gustan los mares
el mar no me dice nada
¿Hablan del mar los que no saben
buscar pupilas al aire?

Sí. El aire es más que el mar
y la tierra más que el aire
La tierra se esta cansando
de soportar tantos mares

Carretas de la tierra al mar
-y la tierra silenciosa-
Prefiero una mota parda
que de los mares sus gotas

Mota mota, gota gota
prefiero la mota parda
que me tape el horizonte
donde mueren las gaviotas


Mar

Mar

El mar de mis primeros recuerdos sabe a Santander. Conocí el mar allí con cuatro o cinco años. Mis siguientes y únicos encuentros con el mar fueron en esa misma ciudad, allí lo volví a ver, lo volví a oler, pero no fue hasta los doce años en que lo volví a saborear. Mis cortas visitas siempre fueron en invierno, un invierno más templado que el que dejaba en casa.

Aquel verano pasé un mes con mi familia, sin mis padres. Me sentí una persona adulta viajando solo, fue mi primera vez. Y al final del viaje, como siempre, después de contemplar las montañas y el verde, mis ojos buscaron el azul. Y esa vez con más ansiedad, por que sabía que iba a poder hacer realidad mi sueño de volver a bañarme en el mar.

Tardé varios días en convencer a mis primos, mayores que yo, para que me llevaran a la playa. Me decían que el tiempo no acompañaba. Una tarde por fin lo hicieron, pero no por que se apiadaran de mi, sino por que habían quedado con unas amigas. Ese verano empecé a comprender muchas cosas, y a dejar atrás otras.

Recuerdo haber recorrido todas las playas durante lo que a mi me pareció una eternidad, buscando a sus amigas. Yo miraba al mar y preguntaba: "¿ya?, ¿nos ponemos ahí?"
Y ellos decían: "no, espera a ver. Tenemos que encontrarlas"
Por fin dijeron: "Ahí están". Y ahí estaban ellas, en una sombra, algo alejadas de la orilla. A mi me dieron una colleja y me permitieron ir a bañarme. Salí corriendo y me fui quitando la ropa por el camino. Sin pensarlo me tire al agua, de ese mar con el que había soñado tantas veces.
Con la emoción y el ansia desbocada tragué agua por la boca y la nariz. Pero no fue eso lo que más me molestó. Fue el sabor del agua de mar. No reconocía su sabor, me desagradaba. Me desagradó tanto que salí inmediatamente del agua. Estaba acostumbrado al sabor del cloro de las piscinas y al agua "poco límpia" de mi río.
Volví cabizbajo a reencontrarme con mis primos y las chicas, recogiendo desconcertado la ropa que había dejado por el camino. Al verme volver me preguntaron extrañados si ya me había cansado tan pronto. Solo les dije: "sabe mal" y me miraron como quien mira a un bicho raro. Solo una de las chicas, acariciándome la cara, me dijo: "pobrecillo".
No sé por qué, pero me gustó la forma en que me lo dijo mientras me acariciaba. Me gustó casi tanto como su sonrisa.

En todo el mes que permanecí en Santander solo volví a bañarme otro día, justo al final de mis vacaciones. Una sonrisa y un pelo largo me acompañaron. El mar sabía de otra manera.


El dolor de la inocencia

El dolor de la inocencia

Hoy el café es amargo por que sabe a lágrimas

Ayer fueron los niños de una escuela en Beslán. Antes de ayer, hoy, mañana... otros lugares, otros niños, siempre inocentes.

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... jamás

... jamás

Sólo te pido una cosa...

Olvídame cuando yo te olvide

...así no me olvidarás jamás



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Niñ@s - I -

Niñ@s - I -


"Un niño dormido es un espectáculo de belleza incomparable...
...sobre todo si se compara con el mismo niño despierto"



De blog en blog: Brisa en su Claraboya

De blog en blog: Brisa en su Claraboya

(...)Las letras circulan caprichosas a su antojo, por un camino de un solo sentido, por eso se entrechocan entre sí en su afán de descubrir la salida.
(...)Entreabrió ligeramente la puerta y alargó la mano, en lugar de un papel, encontró una rosa blanca y una botella de cava, detrás sólo vio una sonrisa.
(...)He de aclarar, que el camino se hace más agradable cuando lo haces en compañía, aunque haya algún tramo que debas hacerlo sólo.
(...)Puede que no me entiendas, pero si me entiendes, estaremos en comunión y eso no se podrá romper, aunque el tiempo pase, aunque el universo se vista, aunque el sol vuelva con su amada la luna y ya no me acaricie, aunque tus aguas se sequen, aunque alguien descubra el nombre de mi planeta, aunque mis señales de humo se disipen con el viento. Eso nadie lo podrá cambiar.
Gracias por estar ahí.



Gracias a ti Brisa, por ser.

Y a ti, seas quien seas, si lees esto, deja que te invada la luz que trae Brisa Urbana y que se cuela por su Claraboya


Lola

Lola

Llevaba un tiempo yendo a su casa por motivos semiprofesionales, visitas que al final acabaron siendo de pura amistad. El vivía con Lola, y Lola era un tanto especial. Según me confesó a Lola le costaba aceptar nuevas amistades. Era un poco reacia a salir de su mundo, de su círculo de amigos.

Al principio no me contó mucho más de ella, solo me dejaba caer algún que otro detalle de vez en cuando. Imaginé muchas veces el aspecto de Lola y que haría encerrada en aquella habitación durante el tiempo que yo permanecía en esa casa.
Siempre, cuando entraba en su casa y mi mirada se perdía en el final del pasillo, en dirección contraria al despacho donde trabajábamos, me decía que no me preocupara, que ella acabaría haciéndose a mi y yo a ella y que nos conoceríamos.

-En realidad -me dijo- a Lola le encanta la gente, y que la gente le dé cariño. Y añadió sonriendo: –Hareis buenas migas

Un día, al abrir la puerta, me guiñó un ojo, y me dijo con voz susurrante:

-Miguel, creo que ha llegado el momento

-¿El momento? –repetí entre sorprendido y asustado.

- Si, el momento. El momento de que Lola te conozca y que tú conozcas a Lola.

El mundo se me cayó encima. Nos dirigimos hacia la puerta del fondo del pasillo, aquella puerta tras la cual estaba Lola. Aquella puerta en la que Lola se encerraba cada vez que venía algún extraño, cada vez que yo venía.

-¡Espera! –me dijo sobresaltado. –Se nos olvida una cosa.

Se dirigió a la cocina y después de unos breves instantes regresó con una magdalena en la mano.

-Ten. Cuando yo te diga se la das a Lola. No te preocupes, tu tranquilo, no te hará nada.

Abrió la puerta, justo lo necesario para pasar él sólo, cerrándola inmediatamente. Y allí me quedé yo, temblando y con una magdalena en la mano.
Después de un par de minutos la puerta se abrió y una bestia se abalanzó sobre mi (yo diría que directa a mi yugular) mientras yo cerraba los ojos y me encogía sobre mi mismo, muerto de miedo. Abrí los ojos y pude ver a Lola rugiendo levantada sobre sus patas traseras mientras su dueño sujetaba firmemente la correa que tensaba su cuello. Era una preciosa y terrible perra.

Ya os conocéis –me dijo él. –Ahora faltan las presentaciones

Señalando la magdalena me hizo un gesto para que se la diese a la perra. Primeramente me acerqué despacio, calculando cada paso, sopesando cada movimiento. Lola al ver la magdalena se calmó totalmente incluso giro su boca esperando coger el presente que yo le ofrecía más fácilmente. Ni siquiera rozó mi mano. Se la comió relamiéndose y una vez terminada se quedó mirándome mientras su dueño acariciaba su poderoso cuerpo. Ese era el método que usaba para acercar a gente nueva a su perra.

Después de aquel día cuando visitaba la casa, Lola no se encerraba en su cuarto y poco a poco, muy lentamente, le fue permitido acercarse a mí. Primero siempre con su dueño interponiéndose entre los dos y tiempo después la dejaba acercarse a mi. Lola fue comportándose como un perro amigable e incluso se dejaba acariciar, aunque yo nunca le perdí el respeto ni el miedo.

Un día que me quedé solo con Lola durante un buen rato ocurrió un pequeño incidente. La perra empezó a acercarse y a mordisquearme sin parar. Yo intentaba alejarme de ella sin conseguirlo. Del sofá pasé a una silla, de la silla a un sillón, y acabé de pie en un rincón de la habitación.

Lola estaba completamente levantada sobre sus patas traseras, con las delanteras apoyadas en la pared, sobre mí. Su cuerpo hacía ese movimiento cadenciosamente obsceno, adelante y atrás, acercándose y alejándose de mi pobre persona. Intenté empujarla con las manos horrorizado pero cada vez que lo hacía ella intentaba morderme. Yo no sabía que hacer para salir de esa situación tan absurdamente ridícula y terrible. Por fin pude gritar a su dueño, que entró en la habitación al cabo de un momento. Nos miró a los dos riéndose. Llamó a su perra y la apartó de mí. Intentó tranquilizarme diciéndome que no me preocupara, que a Lola le encantaba hacer eso. Lo remató diciendo que yo le debía haber caído muy bien. A mi no me hizo ninguna gracia.

Tardé un tiempo en mirar a los perros con la indiferencia a la que estaba acostumbrado anteriormente.
...y en cuanto a Lola ...nunca volví a acercarme a ella y poco después dejé de ir a su casa.


Espíritu Olímpico - I -

Espíritu Olímpico - I -

Un poco de culpa de que me haya puesto a escribir lo que sigue la tiene un "duendecillo" y su post "yo también quiero verle el culo" y algunos comentarios en Galatea "fuera de lugar" ;-)



Ahora que el espíritu olímpico lo invade todo. Ahora que las gloriosas gestas de nuestros compatriotas están en boca de todos. Ahora que la información deportiva copa todos los medios informativos. Ahora yo no voy a ser menos y también voy a dejar un huequecito en este café virtual para el deporte.

Pero tengo un problema. A mi el deporte no me interesa. Y eso es un problema, un serio problema. A veces he llegado a pensar que el deporte me revienta. Pero no, simplemente me trae sin cuidado y lo evito siempre que puedo. Y no os creáis, es sumamente difícil evitarlo. En las noticias siempre hay un apartado para el deporte. Incluso en los días en que como el 11 de septiembre solo se informaba del atentado de las torres gemelas y de absolutamente nada más, el tiempo de la información deportiva se respetó y el deporte tuvo su espacio. El desgraciado 11M también pasó lo mismo. El resto de informaciones se sacrificaron, pero la información deportiva no. La información deportiva no se sacrifica por nada. Porque la información deportiva es sagrada.

En mi televisión puedo ver los 5 canales nacionales españoles, uno autonómico, tres locales, y cinco por satélite. Pues me ha pasado más de una vez que en todos, absolutamente en todos, durante un rato, solo había información o retransmisiones deportivas. Volví loco al mando de la tele mientras pensaba en voz alta: "¡¡No es posible!! ¡¡No es posible!!" Y si, era, es y será posible por los tiempos de los tiempos, amén.

De todas formas cuando antes he hablado de “deporte”, en la inmensa mayoría de las veces deporte es igual a futbol. Y a mi nunca me entusiasmó el fútbol. Supongo que seré un bicho raro. Una vez con 13 años una chica me lo dijo:

– ¿No te gusta el fútbol? A todos los tios les gusta el fútbol. Tú eres un poco rarito ¿no?

Y os podeis suponer que quería decir con "rarito". Y por entonces lo de salir del amario ni estaba bien visto ni estaba de moda como ahora. Y claro, a parte de eso yo el armario solo lo usaba para guardar la ropa y con 13 años jode bastante que te digan esas cosas.

continuará pasado mañana


Helena

Helena

La recuerdo como una chica dulce y bonita. Al menos a mi me lo parecía. Nos sentábamos en mesas separadas y no solíamos hablar mucho, pero era con la chica que más hablaba. Por aquel entonces el otro sexo no es que me interesara mucho, pero ella debía tener algo especial.

Un día me levanté decidido. No sé que me impulsó a hacerlo, pero lo hice. Me acerqué y le dije que tenía que preguntarle una cosa. Sin esperar respuesta le pregunté si quería casarse conmigo. Ella no se sorprendió, sonrió y me dijo que tenía que pensárselo. Yo volví a mi sitio, sonriente por que no me había dicho que no.

No recuerdo el momento en que me dio la respuesta definitiva. Evidentemente tuvo que ser un sí, ya que puedo recordar perfectamente los chismorreos y chascarrillos que sufrimos, y como durante un buen tiempo nos cantaban todos a coro:

-¡Helena y Miguel son novios! ¡Helena y Miguel son novios!-

Teníamos cinco años.


El sentido de la vida

El sentido de la vida

¿el sentido de la vida?

Hace un año, un 19 de agosto a las 00:25 horas,
encontré el sentido de la vida, el sentido de mi vida...

...sus ojos mirando los mios



En la madrugada

En la madrugada

Un padre por su hija es capaz de cualquier cosa. Hasta de cazar mosquitos zumbones a las tantas de la madrugada.
(Como he tenido que hacer esta noche)

A esas horas, hace un año, mi niña chica empezó a decir que quería nacer...


Una canción para "Ella"

Una canción para "Ella"

Me voy a permitir una pequeña licencia. Voy a dejar caer una cancioncilla -¿quien no ha escrito letras para una canción o poemillas en su tierna juventud?-
Marta se sorprendió de que yo escribiera cancioncillas como la que aparece en "El fin del camino". Intentaré sorprenderla de nuevo con una de temática completamente distinta a aquella. Se podría decir que tal vez simbolice una pequeña pero intensa parte de mi vida, un tanto lejana ya.

La letra no es toda mía. Una buena parte, la mitad al menos, tiene como autor al que es ahora poeta reconocido (y premiado), y que por aquel entonces era el hermano pequeño de una amiga y compañero eventual de juergas. No diré su nombre, por que no sé si es como yo y puede llegar a admitir todo su pasado, bueno y malo ;-)

Para los que entendais, os indico la melodía que es muy repetitiva: Prácticamente es G / Em /Am /D7. En la primera estrofa pongo en negrillas las sílabas donde cambia cada nota. Creo que los acordes de guitarra eran esos también.


ELLA

Todos los días
aunque haga frío
voy a visitarla
somos buenos amigos
Ella está muy buena
y es muy conocida
cuando tienes penas
con ella se olvidan

Estoy enamorado
porque ella es perfecta
siempre me la encuentro
en todas las fiestas
La toco con mis manos
digo cosas bellas
y acerco hasta mis labios
su boquita pequeña

Me dicen que la abandone
la abuela, mamá y pa
Y hasta me lo repite
el ministro de sanidad

Fría en verano
del tiempo en invierno
ella a mi me gusta
y no me pone cuernos
Yo no la abandono
moriré junto a ella
en mi sepultura
habrá una botella

En todos los lugares
conocen la litrona
en Cádiz, Salamanca,
Madrid y Barcelona
Es lo que más me gusta
de este mundo prohibido,
si ahora me la quitan
estoy perdido

Me dicen que la abandone
la abuela, mamá y papá
Y hasta me lo repite
el ministro de sanidad

Es bueno estar contento
cogerse un puntillo
me quedo sin aliento
si seis litros me pillo
y todos me los beben
¡Me gusta la cerveza!
"Oye tio, ya no quiero
que me duele la cabeza"

Tu caminante

Tu caminante



Quiero ser tu caminante. Hacer mío tu camino.

Recorrerte como se recorren los caminos.
Anhelando cada curva, sintiendo cada piedra.

Lentamente.
Descansar en cada sombra,
beber en cada fuente.

Deshacer lo andado para volverlo a andar. Aprender todo el camino.
Recordar cada recoveco, cada curva, cada piedra.
Y caminar en tu recuerdo.

Ser tu caminante, ser tú mi camino.
Camino sin destino, para no dejar de caminarte.

Caminante de tus caminos.
Tu caminante




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El sueño y su final - II -

El sueño y su final - II -

El sueñó y su final - I -



Y yo sueño despierto en una pesadilla. No debía estar allí. ¿Lo estoy?

Si, lo estoy. No es un sueño, solo es una pesadilla. El coche dejó de ser peonza pero el mundo y mi cabeza siguieron girando durante un buen rato.
Una mano gira la llave y quita el contacto. Alguien había abierto la puerta y me pregunta. No respondo. Más voces interrogan y él que me preguntó les dice que esperen, que seguramente estoy bien pero aturdido.

Ya puedo hablar pero no quiero. No quiero hablar, no quiero estar allí. Sigo oyendo el ruido del golpe, está dentro de mi cabeza. Salgo obligado y alguien, después de comprobar que estoy bien, relativamente bien, se disculpa. No le comprendo. Me pide perdón por haber pasado por allí, por haberse cruzado en mi camino. Es el conductor del camión, el que ha embestido mi vehículo. Veo un camión cruzado en la carretera, no es un gran camión, pero sí lo suficiente para haber destrozado mi coche. El hombre habla sin parar. Está nervioso y se lamenta. No entiendo nada. Juraría que me había saltado un stop. El hombre me cuenta, contándoselo a sí mismo, que ese cruce es peligroso, que el nunca pasa por ahí por que lo sabe, por que le da miedo. Es un cruce sin visibilidad y el stop está mal colocado. Casi nadie lo ve, solo los que lo conocen. Pero hoy tenía prisa y por ese lado del pueblo se tarda menos. Maldita prisa dice él. Maldita prisa pienso yo. Últimamente voy corriendo a todos lados, por cualquier carretera. Más pronto o más tarde algo así tenía que pasar.

Alguien con voz imperativa pregunta. Le miro sin abrir del todo los ojos. Es un guardia civil con cara agriada que pregunta. A su lado hay otro, más joven. No les digo nada. No sé si no puedo o no quiero. Me vuelve a preguntar si estoy bien y asiento con la cabeza. Nos dice que mejor que vayamos al cuartelillo, que empieza haber demasiada gente y allí estaremos más tranquilos. Recojo la documentación y nos ponemos en marcha.

Miro mi coche. Tiene un golpe en el lateral izquierdo trasero. Esa parte ha quedado destrozada. La rueda está deshecha y el portón está abierto. Parece que el único herido ha sido él. Sangra gasoil. Me da pena. Es un coche alquilado, pero con él he recorrido cientos de kilómetros en las últimas semanas. Más de los que había hecho antes en toda mi vida.

Nos dirigimos al cuartelillo en procesión lastimera. El pobre camionero y mi pobre persona con la cabeza baja caminamos precedidos por el guardia joven que indica el camino. Unos pasos detrás el otro guardia, que no ha variado su cara de pocos amigos. Y todos somos seguidos por unos cuantos niños del pueblo y un par de viejos.

Empieza a llover. El cuartelillo está a las afueras del pueblo, no muy lejos del lugar del accidente. Es un lugar triste, tan triste como este día.

Continuará...


El sueño y su final - I -

El sueño y su final  - I -

El cielo está gris. La tarde entristece por momentos mientras un coche vuela por carreteras secundarias. Ruge el motor y su conductor interroga el horizonte buscando un cartel que le indique su próximo destino. Sus ojos están atentos a la carretera pero su mente mira más lejos. Hoy no canta, hoy no se aburre. No hay tiempo. Es tarde, siempre es tarde.

Hace rato que acallé la radio. Necesitaba pensar, y el horizonte llano ayuda. ¿Merece la pena este trabajo?

Nada es eterno, y menos un pensamiento.

Un cambio de rasante imprevisto. Un cruce, un maldito cruce. Un muro a la izquierda. Un stop a la derecha. Un camión a la izquierda. Un instante para decidir... No hay tiempo. Frenar, seguir.

Un pie pisa el acelerador empujado por el deseo inconsciente de volar, de no estar allí. Es solo un instante.
Un ruido atronador lo envuelve todo. Un instante eterno... El coche gira. El mundo gira.

Y yo sueño despierto en una pesadilla. No debía estar allí. ¿Lo estoy?



Continúa: El sueño y su final - II -


Déjame que te dedique este post

Déjame que te dedique este post

Déjame que te dedique este post.

Porque hoy el cielo esta nublado y sopla el viento.
Porque me recuerdas, como hoy, el otoño
Porque eres invierno y te acurrucas.
Porque eres primavera y sonríes.
Porque aunque haya hecho frío, hoy también ha sido verano.
Porque cuando te vas te recuerdo.
Porque no quiero que calles.
Porque eres dolor y alegría.
Porque te leo y mis ojos te escuchan.

Porque eres. Por que soy.
Porque me apetece.

Déjame que te dedique este post.


7 de agosto

7 de agosto




Quiero

Quiero ser el hombre...
que vele tus sueños cada noche
que vuelque el cielo
si le pides una estrella

Quiero ser el niño...
que refugie sus lágrimas en tu regazo
que te mire con ojos transparentes
anhelando tus caricias

Quiero ser el aire que respires
llenar tus pulmones de esperanza

Quiero ser la sangre de tus venas
recorrer tu cuerpo eternamente

Quiero no ser nunca más sólo yo
por que sin ti

soy nada ...



A Teté, por domesticarme


El fin del camino

El fin del camino

Después de estar todo el día fuera de casa y sin cobertura en el móvil (todavía quedan lugares donde estar fuera del mundo es posible) he recibido una llamada apremiante al llegar a casa.
Y mi estado de ánimo ha dado un vuelco. Me dieron ganas de escribir algo que no había contado a nadie y que necesitaba contar, pero antes me he dado una vuelta por ahí, mientras pensaba, y leyendo a maRia y los comentarios a su último post he pensado en otras cosas y he recordado una letra para una cancioncilla que escribí hace años. No me ha costado demasiado encontrarla, aunque no está completa. Lo que pensaba escribir lo dejaré para mañana, o para cuando lo que me han contado en esa llamada esté más claro (o más oscuro).
La letra más o menos decía así:


La muerte se ha sentado
al borde del camino
su negro rostro ríe
y tiembla mi destino

Ahora ya no sé
que es lo que he de hacer
Ahora estoy temblando
sin saber por qué

Tanto tiempo caminando
por un camino oscuro
y ahora que el camino acaba
no estoy tan seguro

En algo me equivoqué
y ese algo no sé que fue
pero ahora que lo pienso
ese algo fue nacer


Abierto por vacaciones

Abierto por vacaciones

No oleré a mar salada ni a arenas de playas del sur. No me quejaré del agua fría de Arosa ni nos calará la lluvia en Santiago. No compraremos jabones en La Toja, ni pasearemos por las calles de Cambados. No me sorprenderá la noche de Cudillero, ni la tranquilidad de Novellana. No cruzaré selvas cantábricas buscando playas desiertas ni me asomaré a sus acantilados con ojos de niño asombrado. No me perseguirá una gaviota furiosa entre las calitas de Conil. No caminaremos desnudos por aquella inmensa y solitaria playa del sur. No tomaré café en las terrazas de Oviedo o Avilés, ni cervecitas en las noches de Sevilla. No atascaré mi coche en las arenas de El Rocío. No me refrescaré en las fuentes de Córdoba. No pasearemos entre ruinas y vestigios de tiempos pasados. No admiraremos monumentos y paisajes de otros lugares.

Me conformaré con unas cervecitas frías y buena compañía. Café con hielo al atardecer en cualquier terraza de mi ciudad. Paseos por el río, el frescor de los museos y por que no, de los centros comerciales. Escapar a la sierra, al pantano, incluso a volver a esas piscinas abarrotadas que hace siglos que ignoro. Las chapuzas pendientes de la casa, colgar por fin los cuadros olvidados, la silla que cojea, la luz que no luce, los cacharros que no funcionan. Dar más tiempo a mis aficiones, editar los videos de este año, preparar las últimas fotos, escribir a los amigos. Abrir mis carpetas de dibujos y, tal vez, añadir alguno nuevo. Leer por fin algún libro por el simple placer de hacerlo. Olvidarme de la informática, del trabajo y de los problemas. Y sobre todo imaginarme a cientos de kilómetros de mi vida habitual.

Tengo toda una semana por delante.


Silencio

Silencio



Leyendo a Brisa y su silencio compartido he recordado un viejo poemilla...

Bosque sin árboles
viento sin aire
el silencio grita
y sus gritos no se oyen

Bosque sin árboles
viento sin aire
el silencio habla
y al hablar todo calla

Bosque sin árboles
viento sin aire
el viento habla
y el aire calla

Silencio